El mundo actual está moldeando como consumimos y seguimos el deporte. Y en ese momento el mercado brasileño está siendo literalmente invadido por los equipos europeos.
Este proceso, que no es nuevo, se ha intensificado mucho en los últimos años con el gigantesco volumen de juegos transmitidos de la UEFA Champions League y todas las Ligas domésticas europeas. Muchos partidos en más de una emisora.
Sin hablar de la fuerza de los ídolos, todos en equipos gigantes de Europa.
Otro aspecto es la fuerza de los juegos en la generación que ya se ha conocido como PlayStation. Estos chicos y jóvenes de 8 a 24 años son la prueba que hoy los equipos europeos tienen cada vez más hinchas en Brasil.
La generación de videojuegos y redes sociales sólo piensa en los equipos europeos y vive sus marcas en diferentes plataformas.
Sports Value publicó en mayo de este año un estudio que muestra datos espeluznantes, que usted puede acceder aquí.
Este nuevo escenario muestra que cada día estamos más parecidos a Malasia, Tailandia, Singapur, Indonesia y no más como Brasil. Estos mercados son muy explotados por los equipos, pues tienen una liga de poca expresión.
Desgraciadamente Brasil empieza a mostrar no ser tan diferente. Parece increíble, pero ese proceso de deterioro del fútbol brasileño ya muestra su peor cara.
¿Y ahora fútbol brasileño?
Desgraciadamente nuestro fútbol mira en silencio todo ese proceso sin hacer nada. Las generaciones nacidas en las décadas de 60,70 y 80 están incrédulos viendo a sus hijos y nietos hincharen para Barcelona, Real Madrid, Manchester United y PSG y no más para Corinthians, Flamengo, São Paulo, Palmeiras o Cruzeiro.
Uno de los motivos de la creación de Sports Value es ayudar al fútbol brasileño a ver nuevos caminos, que permitan a nuestro mercado evolucionar de forma realmente creativa.
Los clubes brasileños necesitan mirar urgentemente a su hincha local y ofrecer exactamente lo que los equipos europeos no consiguen, experiencias en vivo memorables. Son acciones que producirán emociones que el corazón de esta generación de jóvenes nunca ha sentido.
En el ámbito global los equipos necesitan buscar nuevos mercados, y hay muchas oportunidades a escala global, pero no para todos.
El futuro del fútbol brasileño depende de esa reacción.
¡Es reaccionar o quedarse atrás!